La alabanza: El primer paso para la oración eficaz
Orar constantemente cambiará su vida. De hecho, muchas de la bendiciones que Dios quiere que usted disfrute nunca vendrán a menos que ore.
Pienso que todos los cristianos saben que deberían orar, y todos los cristianos desean orar. Pero muchas personas de Dios, si realmente fuesen francas y transparentes sobre este asunto, tendrían que admitir que su vida de oración es mediocre o inexistente.
Durante los próximos devocionales, quiero compartir con usted cuatro puntos sencillos sobre la oración para que así pueda recordar cómo hacer su vida de oración más eficaz y se inspire a orar con más constancia.
Salmos 100 nos ayuda a entender el primer punto importante sobre la oración: la alabanza.
Salmos 100:1–4 lo declara bastante bien:
Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra; adoren al Señor con regocijo.
Preséntense ante él con cánticos de júbilo. Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado. Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre.
El versículo 2 nos dice: “Preséntense ante él con cánticos de júbilo”. Y en el versículo 4 note la palabra “entrad”. En otras palabras, la alabanza es la manera en la que debe entrar a la presencia de Dios. Es la mejor manera de comenzar su oración.
Cuando quiera dirigirse a Dios, empiece dando gracias. Comience alabándole.
De manera que hoy, y cada día, haga la alabanza el punto de partida para su conversación con Dios.
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