La prioridad de la pureza .
Vivimos en una sociedad altamente sexual. Es alarmante ver el número de personas, inclusive pastores, que caen en la tentación sexual.
En 1 Tesalonicenses 4:3–5 se nos dice directamente:
La voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual; que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y honrosa, sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los paganos, que no conocen a Dios.
Dios espera que usted y yo vivamos en pureza sexual. Usted necesita saber cómo poseer su cuerpo en santificación y honor; de otra forma, su cuerpo lo poseerá a usted.
¡Dios ha creado un fuerte impulso sexual que es una bendición impresionante en el matrimonio! Sin embargo, este impulso es tan fuerte que a veces se quiere salir de los caudales e irse a lugares que no le corresponde.
Debemos aprender a poseer nuestros cuerpos en santificación y honor, y vivir moralmente vidas puras que agraden a Dios.
Aquí le muestro tres maneras prácticas para lograrlo:
1. Evite la tentación: 2 Timoteo 2:22 dice: “Huye, pues, de las pasiones juveniles” (LBLA).Evite cualquier escenario de tentación.
2.Apártese cuando sepa que se puede meter en problemas.
3.Alimente su espíritu, no su carne. En Romanos, se nos habla de la gran batalla que cada cristiano experimenta: la guerra entre nuestro espíritu y nuestra carne. Cualquiera de ellos que alimente más, ése será más fuerte, así que asegúrese de alimentar su espíritu.
Confíe en el Espíritu Santo y en Su Poder. Si tan solo le reconoce a Él y le busca para que le fortalezca, se dará cuenta de que será una ayuda presente en el momento de necesidad.
Haga un compromiso hoy mismo de practicar estos tres principios de pureza. Si lo hace, vivirá dentro de la pureza sexual que Dios desea.
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