El Miedo un Gigante a derrotar
Esto es, básicamente, la definición de miedo, la creencia que algo del exterior nos alcanzará y no podemos hacer nada para detenerlo. Este temor se puede manifestar de diferentes formas: ansiedad, nerviosismo, preocupación, estrés, temor, desesperanza, pánico, para nombrar algunas; y pueden provenir de variadas fuentes. Quizás experimentas temor como resultado del ambiente en el que creciste. Quizás tu familia trataba la vida como una gran amenaza que nunca desaparecería. En cualquier momento, algo podía salir mal...y probablemente lo hacía.
O quizás experimentas temor como resultado de tratar de ocultar errores e imperfecciones en tu vida. Estas avergonzado de algo que has hecho y te preocupas que un día saldrá a la luz. Quizás experimentas temor como resultado de tratar de controlar demasiadas cosas en tu vida. Te has dado cuenta de que la mayoría de las cosas en tu vida están fuera de control, y te atemorizas sobre lo que ocurrirá.
El gigante del temor puede encontrar un punto de apoyo en tu vida y comenzar a dominarte. Te puede desmoralizar y disminuir la gloria de Dios en tu vida. Puede destruir tu vida, erosionar tu confianza, robarte el sueño, cegarte y robar tu alabanza a Dios. El temor es un gigante despiadado y debe caer a través del poder de Jesús.
La solución para enfrentar el gigante del miedo no es la determinación, sino la fe en Jesús. No es suficiente decir "Temor, vete de aquí", sino confesar, "tengo confianza de que Jesús es más grande que este gigante y ya lo ha vencido." En Romanos 10:17, Pablo dice, " La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios"(NKJV) Cuando ves y escuchas a Dios en Su Palabra, la Palabra te permite ver y oír que Él es más grande que tu gigante. Eso construye tu fe, y tu fe se convierte en la piedra que derriba al gigante que ya está vencido.
Entonces hoy, identifica la fuente de tu temor y ponla en las manos de Jesús. Recuérdate a ti mismo que con Dios todo es posible (ver Mateo 19:26) y Él es capaz de vencer este gigante. Recuerda que Jesús ha prometido estar siempre contigo (ver Hebreos 13:5) Nombra lo que te mantiene despierto de noche y luego deposita las preocupaciones en quien ha prometido cuidarte (ver 1 Pedro 5:7). Luego llena tu boca de alabanza porque ves el poder de Dios, reconoce Su amor por ti, y sabe que el siempre estará. Su misericordia nunca fallará ( ver Lamentaciones 3:22).
Al hacer esto, a pesar de que la causa de tu temor pude no ser removida, estarás activamente relegando el temor a su lugar: a las manos de Cristo.
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